
Alumnos en Acción
13/08/2025En la hostelería española existe una percepción injusta y peligrosa: “para trabajar en sala no hace falta formación”. Basta con saber tirar cerveza, tomar comandas y llevar platos. Pero esa visión reducida es, precisamente, la que está empobreciendo la experiencia en muchos restaurantes y que, a la larga, está mermando la calidad de nuestro sector.
En la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla lo vemos con claridad: cada vez hay menos jóvenes interesados en la especialidad de Servicios de Restauración, y sin embargo, la demanda real de profesionales cualificados nunca ha sido tan alta. ¿Cómo es posible esta contradicción?
La respuesta está en el desconocimiento. Muchos adolescentes —y también sus familias— creen que el servicio en sala es un trabajo de “entrada”, con escasa cualificación y pocas salidas. Y lo cierto es que, si alguien se limita a cumplir lo básico, obtendrá un salario acorde y trabajará en bares o restaurantes sin aspiración. Pero la profesión de sala es mucho más.
Un profesional de sala formado no se limita a llevar platos: dirige y organiza un equipo humano, define el ritmo del servicio, aplica el protocolo, domina habilidades de venta y comunicación, comprende los procesos de cocina y sabe armonizarlos con técnicas de sala. Además, diseña y gestiona la carta de vinos, marida con conocimiento, se encarga de compras y aprovisionamiento, y maneja cuestiones legales de personal e higiene que afectan al día a día de cualquier establecimiento.
En definitiva, hablamos de un perfil directivo y estratégico, imprescindible para que un restaurante funcione con excelencia. Sin sala, la cocina pierde su escenario. Y sin profesionales formados, la experiencia del cliente se resiente.
La pregunta entonces es: ¿cómo hacemos llegar a los adolescentes la importancia de este oficio? La respuesta está en dignificar la profesión. Mostrar referentes reales, profesionales que hoy gestionan restaurantes de prestigio gracias a una sólida formación en sala. Explicar que la vocación no está reñida con el liderazgo ni con la posibilidad de crecer hasta dirigir un establecimiento. Y recordar que, en hostelería, el servicio es el corazón de la experiencia: es lo que el cliente ve, siente y recuerda.
En la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla seguiremos trabajando para demostrar que el servicio de restauración es una carrera de futuro. Porque no se trata de llevar platos, se trata de llevar experiencias. Y eso, sin formación, es imposible.